Carta de un misionero capuchino desde MBini, Guinea Ecuatorial

Soy misionero de la Orden de Hermanos Menores Capuchinos, hace siete años llegué a estas tierras africanas llenas de color y calor, de selva y mar, de culturas, lenguas, etnias, tribus, niños, jóvenes, ancianos, arte, música, cantos, fiestas, ritos. Venia de Colombia, un mes después de recibir la ordenación sacerdotal.

Carta de un misionero capuchino desde MBini, Guinea Ecuatorial

En la actualidad vivo en Mbini, los Hermanos Capuchinos somos responsables del acompañamiento pastoral de la comunidad parroquial “Santa María Reina”. Animamos la vida de fe de 17 comunidades (poblados) y la zona urbana.

Guinea Ecuatorial fue una colonia española hasta 1968, es el único país africano cuya lengua oficial es el español, cuenta con casi un millón de habitantes, en su mayoría jóvenes.

Tradicionalmente es un pueblo aferrado a sus costumbres, (matrimonio poligámico, dote en el matrimonio, medicina tradicional – curandería, creencia en los espíritus, creen en los maleficios que pueden transmitir los mayores – ancianos.

Por lo anteriormente dicho es normal ver a los mayores abandonados en sus casas, en una habitación o cocina de madera junto a un fogón de leña. Al preguntar por qué están allí la respuesta es… es brujo o bruja. Así los aíslan y condenan a la soledad, a veces sin higiene y poca o ninguna comida, la pasan mal. Me atrevo a decir que ser anciano en este pueblo es una desgracia.

Los Hermanos Menores Capuchinos, viendo esta realidad, asumimos un acompañamiento con estos hermanos ancianos y llevamos casi siete años sirviéndoles un plato de comida diaria y ofreciéndoles atención médica periódica, además de las fiestas y las salidas a diversos lugares para hacerles sentir que su vida tiene valor. 

Son muchos los frentes de atención en los que servimos, pero cabe resaltar este servicio que se viene dando a un grupo de ancianos (unos 20 o 25) que día a día vienen a casa y son atendidos de manera integral (alimentación, salud y tiempo libre). Esta atención la venimos dando desde hace siete años, en un principio con el apoyo de la Provincia Capuchina de Valencia, especialmente la parroquia de Totana y en los últimos dos años, gracias al apoyo de SERCADE.

Sabemos lo difícil que es sostener un proyecto como este, conseguir recursos en tiempo de crisis económica no es tarea fácil, es por esto que no podemos menos que bendecir a Dios por todos los benefactores que aun sin conocer el lugar donde llegan sus donaciones entregan lo suyo para aliviar las necesidades de hermanos que ni siquiera conocen.

Bendito sea Dios por permitirnos “conocernos”, sin conocernos, nos une y nos hace hermanos el deseo de tender puentes de solidaridad, nos une y nos hace hermanos el sueño por ver un mundo con mejor calidad de vida, nos une y nos hace hermanos el deseo de romper muros y barreras, nos une y nos hace hermanos la ilusión de ver sonreír a mi pueblo al verse querido, amado y acompañado.

Paz y Bien.

Hno Willam Giraldo
Capuchino

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