Crónica del Convento de Capucninos Extramuros de Pamplona

El Gobierno de Navarra, dentro de su colección de historia, arqueología y heráldica, publica "Crónica del Convento de Capuchinos Extramuros de Pamplona".
En esta obra han participado Vidal Pérez de Villareal quien realizó la primera transcripción, Tarsicio de Azcona la introducción y revisión y el prólogo José Ángel Echeverría.

 

Crónica del Convento de Capucninos Extramuros de Pamplona

La crónica del Convento de capuchinos Extramuros de Pamplona, que abarca desde las últimas décadas del siglo XVII hasta las primeras del siglo XIX, es una fuente primaria para el conocimiento de la historia de la Orden capuchina en Pamplona y Navarra, y de la ciudad de Pamplona, es decir, de las relaciones existentes entre los distintos estamentos sociales y de los poderes, el político y el religioso, que vertebraban aquella sociedad en plena época del Barroco y del tridentinismo. Ambas dimensiones se entreveraban dando un coloridoespecial a las relaciones sociales, políticas y religiosas.

El convento fu desde su fundación (1606) foco de irradicación de la Orden capuchina en Navarra y Guipúzcoa. Cuando la custodia de Navarra y Cantabria fue elevada a provincia (1679), dicho cenobio adquirió una posición todavía más elevada, pues se convirtió en el convento matriz, llamado a mantener relaciones del máximo nivel con las autoridades del reino, del ayuntamiento de la ciudad y de la mitra iruñesa. Al mismo tiempo pasó a ser sede del ministro provincial y se consolidó como casa de estudios (teología), donde ser formaban a los futuros sacerdotes capuchinos.

Por otra parte, las páginas de la crónica nos desvelan las relaciones estrechas que el convento mantenía con las autoridades del reino, sobre todo con los virreyes, con el Ayuntamiento, por medio de los regidores que formaban parte del Patronato Amasa, propietario del convento, y con las autoridades eclesiásticas que presidían el Patronato.

La crónica es un retrato fiel de la sociedad barroca y tridentina, y del encaje del convento dentro de ella. Esto se ve en las visitas que hacían al convento personajes de diversa índole, con el debido protocolo; en las honras fúnebres por los reyes, virreyes y obispos y en sus respectivas entronizaciones; y en la exuberancia y prolijidad con que celebraban la beatificación y canonización de sus beatos y santos.


 

  • Compártelo!