Los Capuchinos nos han demostrado que Francisco de Asís y su espíritu siguen vivos...

El paso a la reinser­ción en la sociedad, tras dejar atrás las adiciones, es una de las dos par­tes que más cuestan del proceso te­rapéutico de Proyecto Hombre para quienes siguen la terapia, la otra es su llegada a las manos de esta gran obra que preside Manuel Muiños y que en Salamanca auspicia y susten­ta la Fundación Alcándara, velando porque se haga realidad este mode­lo terapéutico en Salamanca ciudad y provincia. 

Los Capuchinos nos han demostrado que Francisco de Asís y su espíritu siguen vivos...

Integrarse en la participación del programa terapéutico de Proyecto Hombre que corresponda o la inte­gración cuesta porque «cuesta rom­per con los hábitos adquiridos», ex­plica Muiños; y el dar el paso a la re­inserción «porque es volver de nue­vo a la sociedad siendo tú mismo», anota. La vuelta a la independencia acarrea miedos: «al rechazo, a la frus­tración, al fracaso, al no ver cumpli­dos tus objetivos, el ver que eres tú el responsable de tu vida, el que tie­ne que tomar decisiones» indica Muiños. También hay otra serie de temores como «el miedo a estar solo», añade Selina.

Selina tiene 37 años junto a otra quincena de personas más en la nue­va vivienda de reinserción que re­cientemente ha incorporado Pro­yecto Hombre a su proceso terapéu­tico gracias a la cesión de un inmue­ble por parte de los capuchinos para el desarrollo de esta labor social. 

También reside en esta vivienda, intentando romper esa barrera fic­ticia que significa el tránsito del ca­minar de la mano de Proyecto Hom­bre a una vida independiente sin el riesgo a volver a caer en la maligna mediación de las adiciones.

Mari José, una mujer de 50 años de edad, que incluso tiene hijos y que corrige a Selina en la interpre­tación de ese sentir de soledad que dice «es nuestra lucha interior, nos creemos solos, pero no estamos so­los, buscamos nosotros esa soledad». 

Isidro tiene 35 años y también vive en este céntrico inmueble, en su caso ya tiene empleo. A estas di­ficultades de llegar a la normaliza­ción y autonomia, Isidro suma la fa­cilidad de venirse abajo en el mun­do de las adiciones, «por eso tienes que estar con las alarmas puestas y en lucha constante».

Caber recordar que la acción de Proyecto Hombre se dirige especial­mente al colectivo de personas con adición. Para dar solución a cada una de estas problemáticas cuentan con dos comunidades terapéuticas y tie­nen activos varios programas, uno de los cuales destinados a la pobla­ción presa, otro de ellos ambulato­rio. También cuentan con un pro­grama destinado a adolescentes. Otro de los programas está destina­do a personas con patología dual otro a personas mayores de edad con uso problemático al alcohol o de­pendencia a este. Todas y cada una de estas acciones están destinadas a personas con estas adiciones, pero que se proponen y desean dejarlas. Este es el caso de Selina, Isidro y Mari José, quienes están a la puer­ta de superar esta barrera. El tiempo que se tarda no es algo cuantifi­cable pues depende la situación y de la personas, además de muchos otros aspectos circundantes. Lo importante es afrontar la pro­blemática, ser consciente de ella y estar decidido a luchar contra ella. Proyecto Hombre es el apoyo fun­damental para salir de este bache.

«Si esa persona cree tener derecho a cambiar y a ser feliz, ahí estamos», manifiesta Manuel Muiños. «Si te lo tomas como algo que va ser bueno para tu futuro, lo conseguirás», indica Selina que se encuentra en la etapa A de la reinserción. Isidro y Mari José están en la B.

Para entender el nivel de las etapas de reinserción hay que conocer que previamen­te han tenido que pasar por la co­munidad terapéutica, posteriormen­te las etapas son A, B y C de reinser­ción, «que gradualmente llevan al paciente a ir desligándose de la comunidad para ir integrándose en la independencia personal. Este proceso A y B es el que llevan a cabo en la vivienda de reinserción. 

Manuel Muiños pone en valor la importancia de la rehabilitación de las personas que tenían problemas de adición, algo que beneficia clara­mente a la sociedad. Se trata de una segunda oportunidad, como la que puede buscar cualquier otro ciuda­dano con otra problemática de otra índole. En el cammo van aprendien­do importantes lecciones. 

Mari José es madre, y explica que para ella muchas veces la motiva­ción de este proceso es extema,es decir, por la familia. Reconoce que esta «a veces no es la motivación más correcta, porque debe ser inter­na, la que nos ayuda a salir». A esta consideración Muiños añade que en Proyecto Hombre suelen decir «sólo tu puedes salir, pero no tu sólo». Esto quiere decir que hay factores vita­les en este proceso como el «sentir­te querido por los demás», subraya. En este sentido, Manuel Muiños opina que echa en falta en la socie­dad el facilitar la reinserción de las personas, «no tanto por lo laboral sino en el sentido de aceptarlas y va­lorarlas. el esfuerzo, el trabajo y el cambio que han hecho», en resu­men; «no somos conscientes del cambio que han hecho». Considera que «no nos damos cuenta del gran esfuerzo que han tenido que hacen> ni tampoco, «de lo que supone para la sociedad que una persona se re­integre y se rehabilite». Manuel Muiños estima que sería muy posi­tivo el reconocer lo que implica esta superación personal, pues esta lu­cha favorece e incentiva una inver­sión más humana que material y so­bre todo impulsora: de los valores humanos y sociales.

Los capuchinos nos han demostrado que Francisco de Asís y su espíritu siguen vivos...

La reciente cesión de un edificio por parte de la comunidad de frailes facilita a Proyecto Hombre abordar con eficacia la última fase del programa terapéutico

Desde finales de octubre del pasado año (2015) Pro­yecto Hombre Salamanca cuenta con una vivienda de reinserción social. Una casa en la que residen una quincena de personas, aunque la instalación tiene cabida para una veintena. Manuel Muiños explica que·dicho edificio situado en la cén­trica calle de Ramón y Cajal «faci­lita la última etapa de reinserción del proyecto terapéutico y educa­tivo, en la que las personas tienen que buscar sus recursos», es decir, ·. tienen que hacerse con una vivien­da y un trabajo. Esta parte final del proceso es realidad gracias a los hermanos Ca­puchinos con casa en la misma via urbana. Manuel Muiños recalca la generosidad de estos, que les invi­taron a presentar proyectos para dar un uso a estas instalaciones, finalmente adoptaron el que aquí se detalla. El presidente de Proyecto hombre alaba ese gesto de los ca­puchinos, «la gran oportunidad que nos dan, el que hayan tenido esa mentalidad abierta hospitalaria al más puro estilo franciscano», algo que argumenta, «nos demuestra que Francisco de Asís y su espíritu siguen vivos». De dicho detalle subraya el hecho de que «a día de hoy haya personas que sean capa­ces de abrir le las puertas de su casa a un colectivo tan desestructura­do y tan mal visto como es el mundo de las adicciones, es de valorar y de reconocer», concluye.  

¿Qué les ofrece el estar tan cer­ca de ellos (los capuchinos)
-    Nos aportan entusiasmo, paz y alegría, porque ellos lo sienten - como algo muy suyo y nosotros también sentimos esa cercanía.
-    Como antes decía, hay mucho desconocimiento de este mun­do. 
-    Si la gente supiera como somos, como luchan las personas por de­jar las drogas, por ser personas in­tegras, asentadas y centradas, pro­bablemente no habría tantos pre­juicios. En otros países se sienten orgullosos de las personas que de­jan atrás elmundo de las drogas y se integran en la sociedad.
-    Aquí no es así.
-    A nosotros nos cuesta, nos da como miedo aceptarlos y a los que entran les da como vergüenza re­conocerlo. Cuando hay que tener vergüenza es cuando uno se está drogando, no cuano.o está rehabi­litándose. 
¿Cuántas personas hacen posi­ble esta labor de Proyecto Hombre posible?
-    El equipo terapéutico está forma­do por 18 profesionales. Tenemos alrededor de 90 voluntarios que son una parte muy importante den­tro de todo el proceso, por lo que acompañan y enriquecen. Real­mente son personas que confian, creen en las personas y dan todo lo que pueden para hacer posible que estas personas se reinserten. Hay voluntarios de noche, de día:, que hacen acompañamiento y actividades.
¿Hacen falta voluntarios?
-    En este proyecto tiene cabida mucha más gente.
¿La ciudadanía apoya?
-    Echo en falta en nuestra sociedad un reconocimiento a estas perso­nas. Facilitamos poco la reinser­ción de estas personas, no tanto por lo laboral, sino ·por aceptarlas y valorar el esfuerzo del cambio que han hecho. No somos cons­cientes del cambio que hacen, ni de lo que su pone para la sociedad tanto en valores como en otras cuestiones que la enriquecen.

(En la imagen, Isidro, Selina y María José junto a Manuel Muiños en uno de los patios desde el que se ve la nueva vivienda de reinserción)

Jorge Helguera (Word Comunicación) El Norte de Castilla, Salamanca

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