Mensaje de nuestro obispo Mons. Felipe González González

Ecce quam bonum et quam jucundum habitare fratres in unum” Sal 133.
Voce mea Dominum clamavi, voce mea Dominum deprecatus sum” “in via hac qua ambulabam absconderunt laqueum mihi”. Sal 142

Mensaje de nuestro obispo Mons. Felipe González González

El salmo 133 nos dice “qué bueno y que agradable es vivir los hermanos unidos”. Los venezolanos se han considerado como un pueblo unido, aún con sus diferencias étnicas, culturales, partidistas, deportivas. Es un bello mosaico multicolor. Los Pemones siempre han sido un pueblo unido por sus costumbres, sus tradiciones, su lengua, su cultura. Aunque digan yo soy Taurepán, yo Camaracoto, yo Arecuna, todos se entienden con las pequeñas diferencias dialectales propias de cada sector. Hay que seguir valorando y fortaleciendo esta unidad que es la unidad ancestral junto con los “tepuyes” y los “merú”, únicos en el mundo.

Nos hemos dejado dividir por usar una camisa roja o azul, una braga caqui o verde, lo cual nos ha llevado a enfrentamientos por realidades externas y ajenas, para defender ideologías trasnochadas y fracasadas de otros. Les invito a todos a revisarnos. Este tiempo de Cuaresma debe ser un tiempo de reflexión y renovación para llegar a la Pascua del Cristo Resucitado, haciendo que nuestras propias pascuas personales nos hagan renovar nuestros sentimientos de enfrentamiento, tal vez de odio, contra los que no piensan como nosotros por meras cuestiones políticas. Todos nos necesitamos en un momento de crecimiento humano y espiritual. No nos dejemos engañar. Cada uno puede tener su opción política o religiosa, pero todos nos necesitamos para hacer un mundo mejor con nuestras buenas intenciones y nuestras buenas obras. Qué bonitas y aleccionadoras las palabras de Jesús cuando hace 2000 años se le acercan los apóstoles muy orgullosos y prepotentes para decirle: “Hay uno que está haciendo milagros en tu nombre y se lo hemos prohibido porque no es de los nuestros”. Y Jesús les dice: “No se lo impidan. Nadie que actúa en mi nombre puede estar en contra de mí y hablar mal de mí”.

Van pasando los días y no se ve la claridad que nos guie a un encuentro reconciliador. Cada día hay más oscuridad por enfrentamientos y acusaciones recíprocas. Lo que hace poco comenzó por “ayuda” sí o “ayuda” no, ha traspasado esa frontera para convertirse en excusa y volver a enquistarse el afán de poder, de tener y de figurar, (Domingo primero de Cuaresma), sin tener en cuenta las necesidades reales de muchas personas y familias venezolanas. La oscurana de estos días nos debe hacer reflexionar. No es cuestión de buscar disculpas mentirosas para echar la culpa al otro, con el “yo no fui”. Necesitamos la luz que nos una a todos en la tarea bien realizada de cada uno. Con el fallo de uno (la luz) todo se convirtió en caos. Que en nuestro metro cuadrado, cada uno seamos luz para el que está a nuestro lado, sea del color que sea.

La fuerza abusiva desplegada contra la población pacífica e indefensa de nuestro Municipio Gran Sabana, desde el pasado día veintidós, dio un saldo inicial de una muerta Zoraida Rodríguez y quince heridos de bala en San Francisco de Yuruaní o Cumaracapai. De esos heridos, posteriormente murieron Rolando García, esposo de Zoraida y Clever Pérez, guía de la subida al Roraima. Hay un número indeterminado de otros muertos, heridos, desaparecidos, huidos, perseguidos, tanto indígenas como criollos, ya que nunca se han dado cifras oficiales de los hechos acaecidos durante esa semana trágica. Esta situación es lamentable, absurda y vergonzosa. Desde aquí me uno al sentimiento de dolor y angustia de los familiares de los difuntos en un acompañamiento solidario. Para los difuntos mi oración por su eterno descanso. Para los heridos pido al Señor una pronta y favorable recuperación. A los desaparecidos, que tengan pronto un final feliz, después de las angustias de la separación. A los huidos y perseguidos, ánimo, que cese la persecución y consigan, en un futuro muy cercano, la calma, la tranquilidad y el reencuentro familiar. 

Ahora hay que buscar “un chivo expiatorio” que sea el culpable de todo este desastre. Se continúa entrando impunemente en las casas “y que” buscando las armas que abandonaron los militares, en la toma del aeropuerto, se persigue a personas, se atemoriza a la ciudadanía. ¿Por qué no se abre ya la frontera, evitando peligros, cobros de vacunas y amedrentamiento?. Hay niños que estudian en Brasil y no se les permite pasar. Hay enfermos que necesitan medicinas y en Santa Elena no se encuentran. Hay familias que se les ha acabado la comida o se les ha estropeado por falta de refrigeración y no pueden ir a conseguir lo necesario en Pacaraima. ¿Hasta cuándo Sr. Maduro, y Sres. Militares que reciben órdenes de “arriba”? Qué tan arriba está ese “arriba”. ¿No es de más arriba la orden de “Amar al prójimo, como a ti mismo”, de “hacer a los demás lo que quieres que te hagan a ti”? ¿O está más arriba y es más importante defender una ideología y un partido político? No se puede camuflar y engañar haciendo creer que se está defendiendo la Patria y la Constitución, cuando lo que se defiende, en realidad, son los intereses partidistas de una ideología o un sistema político y otros intereses personales. 

El salmo 141 nos recuerda la angustia del perseguido y traicionado “con mi voz clamé al Señor, con mi voz supliqué al Señor. Por el camino que transitaba me escondieron trampas”. Debemos seguir con oración y esfuerzo en la búsqueda de la mejoría de cada uno para lograr el cambio estructural. No podemos caer en la trampa del desaliento, de la angustia, del “ya pa´ qué”. Cada uno desde su realidad es protagonista del cambio que anhelamos. No podemos decir “que lo haga el otro”. Mi parte es importante. Los dos pescaditos y los cinco panes eran insignificantes para dar de comer “a tanta gente”, pero fueron suficientes y sobró. Muchas personas siguen los deportes de las ligas europeas de futbol. Cuando un equipo bueno no gana los partidos, responsabilizan al entrenador y éste tiene dos opciones o cambia de tácticas de juego o le cambian a él. Venezuela tiene un gran equipo: cualidades humanas y riquezas naturales…. pero ha perdido muchos partidos durante estos años: falta de alimento, de medicinas, empresas quebradas e improductivas, colapso en los sistemas públicos, separación, conflicto y hasta odio, en ocasiones, entre los jugadores, (ciudadanos)…, el presidente del club, el pueblo, debe exigir y exige o el cambio de táctica política o el cambio del preparador técnico. 

No sé cuán largo y doloroso será este camino del Calvario para llegar pronto, pasando por la Cruz, a la Gloria de la Resurrección. No podemos eternizarnos en las lágrimas y lamentaciones al pie de la cruz o en la soledad del sepulcro. “Pascua” significa “paso”. Paso de la muerte del dolor y la muerte a la alegría de la nueva vida del Resucitado. Paso del pecado (revisión y renovación cuaresmal) a la Gracia. Paso de la esclavitud a la libertad. Paso de una Venezuela empobrecida, triste, dividida, dando lástima a todo el mundo, a una Venezuela resucitada, alegre, unida con sus diferentes matices, productiva, acogedora. Caminemos hacia La Pascua. En estos días cuaresmales, revisemos, renovemos, cambiemos lo que haya que cambiar. La meta es la Resurrección. Cristo ha resucitado. Resucitemos con Él.


Mons. Felipe González González
Vicario Apostólico del Caroní
Santa Elena de Uairén 12 de Marzo de 2.019 

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