Pequeños

Una adolescente sueca, Greta Thunberg, ha sido bautizada como “el huracán Thunberg”. El 20 de agosto de 2018, Thunberg, que entonces estaba en noveno grado, decidió no asistir a la escuela hasta las elecciones generales de Suecia de 2018, realizadas el 9 de septiembre, tras la ola de calor y los incendios forestales en Suecia. Pedía que se redujeran las emisiones de carbono en base a lo establecido en el Acuerdo de París, por lo que decidió protestar sentándose en las afueras del Riksdag durante la jornada escolar, junto con un cartel que decía Skolstrejk för klimatet (huelga escolar por el clima). 

Pequeños

Esto inspiró a estudiantes escolares de todo el mundo a participar en huelgas estudiantiles. Desde diciembre de 2018, más de 20.000 estudiantes realizaron manifestaciones en más de 270 ciudades en varios países del mundo, incluyendo Australia, Austria, Bélgica, Canadá, los Países Bajos, Alemania, Finlandia, Dinamarca, Japón, Suiza, Reino Unido y USA. Greta ha tenido voz en la ONU y ante la Comisión Europea que han tenido que escuchar sus andanadas. No se casa con nadie y canta las verdades al lucero del alba.

Es la fuerza de lo pequeño. Una sociedad prepotente piensa equivocadamente que los pequeños no tienen fuerza para cambiar las relaciones humanas. Los tratan como pequeños, como inútiles, como dependientes. No se dan cuenta de que, en su pequeñez, anida la potencia del amor y, con ella, la fuerza para las relaciones más fraternas e iguales. Eso es ser menor: creer en unas relaciones de respeto, de acogida y de amparo.
Equivocadamente se nos quiere hacer creer que para ser fuertes hay que ser grandes y muchos. Pero hay una fuerza de los pocos que la sociedad, a veces, menosprecia pero que tiene una gran vitalidad. Pocos pero animosos, pocos pero valientes, pocos pero ilusionados. Eso es una bomba.
Y si añadimos a todo eso la certeza de que lo sencillo encierra una fuerza de verdad grande, el cóctel es demoledor: pequeños pero fuertes, pocos pero animosos, sencillos pero utópicos. Estas son las fuerzas para construir la minoridad, la nueva relación, el mundo distinto que es el mundo de quienes se consideran hermanos de todos, incluso de las criaturas, del cosmos.

Francisco de Asís quería que sus hermanos se llamaran y fueran “menores”. Eso quiere decir que él también creía en la potencia de la sencillez, de lo oculto, de lo pequeño para transformar las relaciones humanas. Muchas veces te habrás preguntado por qué Francisco de Asís sigue atrayendo hoy. Pues puede ser porque creyó y vivió desde la fuerza de lo pequeño.

Créetelo: tú también puedes ser un “huracán Thunberg” si crees en la fuerza de lo pequeño para cambiar las relaciones humanas hasta que sean unas relaciones de hermanos que se aman.

Los Hermanos Menores Capuchinos de España, llevamos un tiempo pensando en cómo orientar nuestra vida en un futuro cercano. En esa reflexión creemos que la minoridad es un elemento clave de nuestra espiritualidad, por eso le hemos dedicado varios encuentros de profundización y sensibilización.

La minoridad es algo propio y esencial del franciscanismo. La orden capuchina reflexionó sobre ella en el 7º Consejo Plenario de la Orden, que en su documento final dice, entre otras cosas:

Francisco en las Alabanzas al Dios Altísimo proclama: “¡Tú eres humildad!” (AID 4). En efecto nuestro Dios Trinitario es por naturaleza relacional, esto es, es libre comunión de Personas sin dominación o subordinación. A causa de su semejanza con Dios, los hombres progresivamente realizan una libre comunión de personas sin dominación ni subordinación, llegando así a la verdadera humildad.

La minoridad nace en Francisco de Asís como asombro frente al amor de Dios, que, para librarnos del mal y para introducirnos en la vida divina, no dudó en entregar a su Hijo que se hizo hombre y se hizo obediente hasta la muerte de cruz (Fil 2,6-8; 2CtaF 1), haciéndose así menor y sometido a todos. 

En su camino de conversión, Francisco encontró el fundamento de la minoridad en el Dios-hombre, en el Cristo crucificado de San Damián, pasando a través del leproso. El encuentro con este hombre hizo que ‘saliese’ del siglo y cambiase su condición social y su residencia, emigrando del centro a la periferia de Rivotorto y de Santa María de los Ángeles, esto es, se hizo menor. Pero la minoridad no es un camino natural que se elige espontáneamente, si no que necesita de un trabajo y un empeño para adquirir y mantener un espíritu de servicio y de minoridad, que se nutre de la oración y de la contemplación. Además la pobreza vivida en fraternidad no tendría consistencia social sin la minoridad, le faltaría el espíritu.

Decía el Papa Francisco a los participantes en el Capítulo general de los capuchinos del año 2018:

La minoridad que caracteriza a los seguidores de Francisco es un don precioso y de gran necesidad para la Iglesia y para la humanidad de nuestro tiempo. Así actúa el Señor: hace las cosas simplemente. La humildad y la simplicidad son el estilo de Dios; y este es el estilo que todos los cristianos estamos llamados a asumir en nuestra vida y en nuestra misión. La verdadera grandeza es hacerse pequeños y servidores.”

La minoridad debe ser pues la brújula que oriente todo nuestro trabajo y reflexión. Desde esta perspectiva y fundamentos surge el lema de este año: “Pequeños”.

Fidel Aizpurúa 

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