Fraternidades con brazos abiertos

Los Capuchinos de España ofrecen hasta 400 plazas de acogida en sus presencias en España. Hermanos y laicos dispuestos a construir la fraternidad universal.

Fraternidades con brazos abiertos


Cada día seguimos pendientes de las noticias del noreste de Europa. Desde que el 24 de febrero comenzara el asedio de Ucrania las escenas y noticias de terror se han sucedido. Estos últimos días de marzo, un mes después del comienzo de la guerra, ya se habla de tres millones y medio de personas desplazadas y refugiadas. Principalmente a Polonia pero Rumanía, Hungría, Moldavia, Eslovaquia, los países limítrofes a Ucrania, también están recibiendo a las personas que han perdido sus hogares.
 

Nos contaban los hermanos polacos que las historias de dolor se van sucediendo entre las personas que van pasando por los conventos de Ucrania y también entre los que llegan al país vecino. En un video que hemos compartido en la web de Capuchinos el Hermano Blazej nos contaba como los niños hablan del temor a los soldados, a la pérdida de sus cosas… “la guerra ya está en sus cabezas”.


Durante estas semanas España se ha ido activando para la acogida de refugiados. Las comunidades autónomas han dispuesto más de 20.000 plazas de acogida y las principales entidades que trabajan en el ámbito de la migración están preparadas y acogiendo a las primeras personas. Desde SERCADE hemos aprovechado este tiempo de preparación para consultar a los hermanos sobre la capacidad de acogida que tenemos en la Provincia.

Más de 400 plazas se han puesto a disposición de las comunidades autónomas y de las organizaciones de acogida tanto en espacios independientes y con la oportunidad de albergar recursos más organizados, así como en las habitaciones y hospederías de los conventos. Se han hecho colectas en las iglesias y colegios, algunos laicos se están organizando para proponerse como comunidades de acogida. En definitiva, hemos activado el servicio que llevamos en el nombre de nuestra ONG a la espera de que se nos precise.

Es cierto que hay que caminar con cautela… no podemos resolver un drama humano de estas características si no es mediante el análisis no prematuro sino de largo recorrido. Quizá tarden en llegar las personas refugiadas, quizá no se precise de esta solidaridad pero hay dos reflexiones que debemos hacernos en estos momentos: la primera, cuando lleguen lo harán por mucho tiempo y requerirán de un apoyo duradero, de meses, de años, intenso. La solidaridad que brindemos debe ser responsable, acompañada por hermanos y laicos, por la administración pública que es responsable de las políticas, y por la sociedad civil que debe trabajar para asegurar que la buena voluntad pase a ser un ejercicio de derechos. SERCADE ayudará en cada presencia a construir una solidaridad responsable.

Y la segunda… no nos dejemos apagar. Cada plaza dispuesta es un ejercicio de generosidad, de ofrecer una parcela de nuestros privilegios y comodidades a la incertidumbre de quien es extraño hasta ahora. Conviene recordar la parábola del Buen Samaritano y la última encíclica de Francisco en la que dice: “Un camino de fraternidad, local y universal, solo puede ser recorrido por espíritus libres y dispuestos a encuentros reales”. Quizá el encuentro y la construcción de la fraternidad se puedan encontrar en rostros extraños pero que ya son vecinos y vecinas de nuestras presencias.

 

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