Cantando la Vida

En estos últimos años la familia franciscana estamos celebrando el octavo centenario de algo que ha sucedió en la vida de San Francisco y que ha formado parte de nuestra tradición familiar y espiritual. 

Cantando la Vida

 

En 2025 celebraremos el VIII Centenario de la composición del Cántico de las Criaturas, un texto que no surge en una mañana de primavera del corazón de un joven hombre a quien sonreía la vida, sino cuando Francisco yacía enfermo en San Damián tras haber recibido en su frágil cuerpo las marcas de Jesús. La alabanza de Francisco se dirige a Dios, no a las criaturas, por eso lo que celebramos no es un canto ecológico, sino creyente. Con una mirada de fe y rebosante de gratitud, contempla las maravillas de la creación y logra percibir la presencia del Creador que les da sentido.

Las diversas alabanzas del Cántico hablan bien de Dios, lo bendicen y proclaman su gloria por medio de todas las criaturas que ofrecen muchos motivos de agradecimiento, por su belleza, utilidad y su significado. 

En el pensamiento de Francisco, ser hermano y hermana implica un único origen que es justamente Dios Padre, el «Altísimo, omnipotente, buen Sen~or», del cual todas las criaturas proceden y al cual vuelven. Todas las criaturas son hermanos y hermanas porque son obra y regalo del mismo Autor. Todas juntas constituyen el coro de la creación, que contempla, alaba y agradece a Dios creador. 

El Cántico es la expresión y el resumen de la vida del Poverello que quiso parecerse en todo a Cristo. Su fe en Dios Padre se convierte en un canto de alabanza que proclama la fraternidad de todas las criaturas y su belleza. Celebrar el centenario del Cántico de las criaturas nos lleva a un cambio radical en nuestra relación con la creación, que consiste en sustituir la posesión por el cuidado de nuestra casa común, viviendo cada uno su relación con las demás criaturas como un hermano, que se detiene ante la creación, admira su belleza y cuida la vida. 

La crisis ecológica actual nos revela que el entorno humano y el natural se conservan y embellecen juntos, de la misma manera. Cuidar la casa común y descuidar la casa interior, nuestro corazón, no es el camino correcto: necesitamos una conversión ecológica e integral al mismo tiempo. En este octavo centenario se nos invita a todos a proponer nuevamente a la sociedad contemporánea «el lenguaje de la fraternidad y de la belleza en nuestra relación con el mundo» (Laudato si’ 11). Que vivamos “Cantando la Vida”. Es el deseo desde el que los Capuchinos queremos celebrar este aniversario y lema también de nuestras acciones pastorales. 

Hno. Benjamín Echeverría, OFMCap

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