25 años haciendo camino -José Antonio García Las Heras

25 años haciendo camino -José Antonio García Las Heras

José Antonio García nació en un pueblo de  Soria, en la falda de Piqueras, en una tierra dura, de clima extremo, que forja hombres y mujeres sacrificados y esforzados. A los 11 años sus padres decidieron emigrar a Logroño en busca de un futuro mejor para sus tres hijos. El choque y la adaptación fueron muy duros. Cursó estudios en la capital riojana.
En el pueblo había mucho trabajo, muchas necesidades y poco tiempo libre para compartir con los amigos. De ahí le vino su afición por el conocimiento de la naturaleza, el gusto por el senderismo, como si fuera una vuelta a las raíces. En la ciudad descubrió otros hobbies como el cine y la práctica de deportes, especialmente el atletismo y el fútbol.

¿Cómo entró en contacto con los Capuchinos?

Cuando llegamos a Logroño, mi hermano Jesús (P. Jesús Mª García) y el pequeño comenzaron a estudiar en el Colegio de Capuchinos, hoy  Colegio “Rey Pastor”; yo, en cambio tuve mi primer contacto con los Capuchinos colaborando como catequista en la Parroquia de Valvanera. En el último curso de Magisterio realicé las prácticas en el Colegio y al año siguiente, empecé como profesor, al principio de E. Física, después de Matemáticas, Ciencias Naturales, Física y Química, hasta que, terminada la licenciatura en Ciencias de la Educación, fui nombrado por el MEC Orientador del Centro.

Al año siguiente me eligieron como Director y desde entonces estoy compatibilizando estas dos tareas tan importantes, la gestión y la orientación educativa.
Me doy cuenta de que mi vida ha estado siempre ligada al Colegio, a la Parroquia y a los Capuchinos  en constante diálogo, con trayectorias paralelas, que se entremezclan en muchos momentos. Consecuencia de ello es el compromiso con los proyectos educativo-pastorales del colegio: semana en valores, convivencias de alumnos, convivencias de profesores, campamentos, colaboración con proyectos de educación para indígenas de la selva ecuatoriana, campañas solidarias, programas de interioridad, proyecto de educación emocional, etc.

Estamos de enhorabuena, se cumplen 25 años de la Semana en Valores en el Colegio Rey Pastor - Capuchinos. “25 años haciendo camino”.
¿En qué consiste este proyecto?


La Semana en Valores es un proyecto que comienza en el curso 1990/1991 con el título de Semana cultural vocacional pretende hacer “praxis“ de la teoría que emana del Proyecto Educativo. Por ello, día a día promovemos la educación integral de los alumnos y tratamos de formar ciudadanos comprometidos en la valoración de la naturaleza, de la paz, la convivencia, el respeto a toda persona, el clima de alegría, la sencillez y la consideración de la familia como marco fundamental de la educación de los hijos.

Con la Semana en valores el Colegio entra de lleno, a través de las diferentes áreas, a profundizar en planteamientos que contribuyan a la realización de la persona, a la búsqueda paciente y sincera de los valores que ayuden a crecer en la vida, en todos sus ámbitos: sociedad, familia, barrio, escuela, iglesia, etc.
Este Proyecto comenzó antes de implantarse la LOGSE, en la que se hablaba de trabajar una serie de valores más allá de las áreas lo que nos llevaba a hablar de ejes transversales.

Entendemos por Educación en Valores el desarrollo de competencias  morales para que la persona interiorice los valores que están implícitos en estrategias educativas como el respeto a los demás, la tolerancia, la solidaridad, la justicia o la responsabilidad. Se pretende transmitir los valores que facilitan la convivencia entre las personas.

¿Qué aporta y cuáles son sus fines?

El objetivo de la Semana en Valores es profundizar en los postulados educativos que aparecen en nuestro Proyecto Educativo, potenciando objetivos que en la marcha diaria han podido tratarse, pero de forma superficial. En esta semana pretendemos conseguir los siguientes objetivos:
• Aglutinar las distintas acciones trabajadas en relación a cuestiones interdisciplinares.
• Suscitar ideales que ayuden a crecer y a ser una persona humana.
• Fomentar actitudes de crítica y autocrítica con una respuesta coherente.
• Lograr un compromiso ante ciertas situaciones.
• Buscar una relación interpersonal en los ámbitos en los que nos desenvolvemos (la familia, el colegio, la calle).

Y... ¿Cómo se consigue?

Durante esta semana, el colegio entra de lleno, a través de las diferentes áreas en la potenciación de los ejes transversales y en planteamientos que ayudan a la realización de la persona en todos sus ámbitos.
El aspecto de nuestros pasillos y aulas cambia por unos días para convertirse en un mensaje continuo de ecología, igualdad, solidaridad, paz y reflexión. Aunque no se producen cambios en los horarios de clase, cada profesor trata, dentro de sus posibilidades, de sintonizar los contenidos de su materia con los objetivos de estas jornadas.
Se comienza  la jornada escolar con una reflexión dirigida por megafonía a los alumnos. Dicho mensaje se concreta en un eslogan que se escribe en la pizarra de cada aula. Los últimos cinco minutos de clase de la tarde se dedican a hacer alusión a él.
El trabajo escolar que se desarrolla a lo largo de la semana consiste en redacciones, murales, dibujos, debates, encuestas, trabajos de Artística, entrevistas, vídeos, canciones, etc.
El viernes realizamos una actividad en el patio en la que participan profesores y alumnos y en la que se plasman con creatividad y plasticidad las inquietudes y deseos de estas jornadas.
El sábado se organiza una marcha a un parque cercano de la ciudad donde se hacen unos juegos como colofón a las jornadas pasadas.
Los profesores tienen un Claustro-reflexión en torno al lema del curso.
Las familias tienen una charla-coloquio relacionada con el lema del curso.

¿Puede realizar una valoración del mismo?

Realizar la “Semana Cultural en Valores” nos parece algo muy importante ya que nos brinda la oportunidad de potenciar cada uno de los valores.
En general contribuye a crear un clima de alegría, compañerismo, reflexión, respeto, etc.
Se realizan con entusiasmo, por parte de alumnos y profesores, las distintas actividades. Se potencia la figura del “profesor/a-educador/a” y se conjuga más el verbo ser (ser más persona) que el tener (tener más cosas), buscando la autorrealización de la persona.

Nuestra sociedad actual, ¿educa en valores?

En otro tiempo los niños que pasaban tiempo en las calles de su pueblo o de su barrio recibían una educación de los adultos, aunque no fueran de su propia familia, y así la “tribu” que se necesita para educar a un niño, hacia su trabajo de forma intuitiva, espontánea y global.
Desgraciadamente hoy constatamos que la sociedad, las personas, hemos perdido esos valores de vida y ya no se transmiten, ni se cuidan ni se trabajan inmersos en las prisas, en el afán materialista, en el disfrute físico como primer objetivo personal. Las familias, en general, no cuidan la educación de las emociones, no dialogan con sus hijos. Por el contrario acumulan gran cantidad de actividades para incrementar un currículum en una sociedad tan competitiva, sin tiempo para el intercambio de cariño.
Más preocupados en proporcionar ropa, juguetes, cosas, la última tecnología a sus hijos, etc. en ocasiones estos niños son pequeños tiranos de su familia, pues quieren todo de forma inmediata, no están acostumbrados a recibir un NO, a normas claras con consecuencias concretas y acaban siendo niños sobreprotegidos, frágiles y con baja tolerancia a la frustración.
La sociedad no es consciente de que el desarrollo de un niño abarca competencias intelectuales y emocionales. Algunas familias obsesionadas con los resultados académicos no dudan en topar contra la escuela justificando a sus hijos en todo momento y lugar, sin caer en la cuenta de que el primer requisito de la educación es que no haya discrepancia educativa.

¿Cuáles son las claves para educar a los niños y jóvenes en valores?

1. Tenemos que educar desde la parte menos visible a la más visible, desde el verbo ser (creencias, valores), pasando por el hacer (comportamiento) hasta el tener (resultados). El sentido de la vida, la felicidad se encuentra en lo que somos y no en lo que tenemos.

2. Sembrando valores, a través de la educación emocional, trabajando competencias personales como el autoconocimiento, autocontrol, etc. y competencias sociales como habilidades sociales, empatía, etc.

3. Colaborando familias y colegio en la educación desde la comprensión, el respeto y no creyéndose nadie más que nadie.

4. Dar ejemplo, nuestros alumnos aprenden mucho más por lo que  nos ven hacer que por lo que les decimos.

5. Ser asertivos, saber decir NO a tiempo, saber poner límites en la conducta de los hijos desde la comprensión. Si a un hijo se le educa siempre desde el SI, lo que realmente aprende es a decir NO a sus padres.

6. Teniendo empatía con el otro, sabiendo escuchar. En la sociedad de las redes sociales nos falta verdadera comunicación entre las personas.

7.  Saber manejar el cambio, progreso mirando al pasado, viviendo el presente y proyectándonos al futuro. Esto implica formación continua, esfuerzo y ética.

8. Trabajar la interioridad, pararse para pensar en lo que hacemos. En esta sociedad tan competitiva necesitamos momentos de calma, de encuentro con nosotros mismos, etc. De vez en cuando tenemos que pensar con el corazón y sentir con el cerebro.

9. Ser optimista, sabiendo que eso no implica ser feliz, para tomar lo que el mundo me da y decir “no voy a permitir que esto me desanime”. La educación es un acto de coraje, de valientes que necesita de optimismo, ilusión, alegría, esperanza, motivación, etc. Los optimistas inteligentes observan la realidad con objetividad, pero no se detienen un minuto en quejarse, sino que trabajan para resolver el problema que aparece.

10.  Comprometerse con las personas desde la sencillez, la cercanía, la constancia, la perseverancia, etc.

¿Qué mensaje le gustaría dar a quien lea sus respuestas?
Me gustaría transmitir un mensaje optimista, resaltando la vigencia del Evangelio como fuente de valores imprescindibles para la persona y para la sociedad.
También animo a las familias para que desarrollen una educación responsable y a todos los educadores para que asuman que en la educación está la esperanza de una sociedad mejor, porque en definitiva “Educando evangelizamos”.

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