Jesús Chilán, director del Dispensario Médico-Jurídico San Antonio

Jesús Chilán, director del Dispensario Médico-Jurídico San Antonio

Jesús Chilán es Capuchino. Con tan solo once años ingresó en el Seminario de El Pardo y finalizó sus estudios en Salamanca. Desde entonces ha desempeñado diferentes servicios en la Orden, desde profesor y educador hasta vicario parroquial y responsable de pastoral en el colegio de Usera.
Hoy es el responsable de un centro de atención social conocido en todo Madrid, en especial en los circuitos sanitarios, centros de salud y hospitales de la capital. Se trata del Dispensario Médico-Jurídico San Antonio, un espacio fundado por los Hermanos Capuchinos en 1948, en el que muchos encuentran atención a sus problemas; unas veces por asuntos médicos, otras por necesidad de asesoramiento legal y casi siempre porque precisan de alguien que les escuche.

Jesús, ¿qué servicios ofrece el dispensario?

A nivel jurídico tenemos dos abogados que prestan servicio una vez a la semana, más o menos dos o tres horas en función de las peticiones de ayuda que nos llegan. Los casos son muy dispares y los profesionales les apoyan, orientan y ayudan ante su situación.

En cuanto al tema médico tenemos más de 30 profesionales de diferentes especialidades y es preciso destacar que todos ellos son voluntarios.
De medicina general tenemos consulta todos los días y las especialidades en diferentes momentos de la semana. Por ejemplo, el oculista viene casi todas las semanas y otros, como por ejemplo el endocrino cada 15 días.

¿Cualquier médico puede ser voluntario?

Por supuesto pero he de decir que en este momento tenemos lista de espera. Los médicos llegan aquí por ser conocidos de otros que ya colaboran con el dispensario, otros por ser compañeros, amigos, o alguno que se ha jubilado y quiere participar en esta acción solidaria e incluso alguno que en la época de los recortes que hizo la Seguridad Social desean seguir atendiendo a pacientes y qué mejor que hacerlo de forma voluntaria y en un entorno de solidaridad.

Y Jesús, ¿A cuántas personas atiende este cuadro médico?

Uff a muchas, por ejemplo y para que os hagáis a una idea, el oculista atiende a unos 20 pacientes por semana. En medicina general podemos estar viendo a unos 45 o 50 pacientes por semana. Otras consultas igual tienen menos pacientes como por ejemplo el otorrino o el psiquiatra que, aunque menos visitas, su trabajo es muy necesario. Hace poco ha empezado un cardiólogo nuevo. Lógicamente es una especialidad que su actividad va en función de los pacientes que son derivados de medicina general. Cuando él necesita hacer una ecografía solicitamos al especialista –también voluntario- y viene a prestar este servicio. En este caso no tiene un horario fijo sino a demanda de las necesidades que van surgiendo.

¿Cómo es el perfil del paciente que llega aquí?

Este centro es muy conocido en Madrid, especialmente por todos los trabajadores sociales de todos los hospitales y centros de salud, son generalmente quienes les suelen derivar aquí. Se atiende a gentes que no tienen recursos, sin papeles, aunque por una forma de actuar muy capuchina nosotros no preguntamos a nadie, no se pide a nadie si tiene papales o no. Contamos con la ventaja –entre comillas- que alguien que tenga papeles o seguridad social va a ir a esos centros y no aquí. Bueno, aún así hay veces que en el caso de un profesional que es bastante famoso, pues se ha dado algún caso de alguien que quiere una segunda opinión, pues cuando detectamos eso se le atiende pero no es un tema problemático, no se dan abusos.

La forma de proceder es que vienen a consulta y el médico les da la medicina que necesitan con lo cual aunque tengan seguro son atendidos.
Hasta que empezaron los recortes teníamos un día a la semana en que dábamos las medicinas sin pasar por el médico, solamente con las recetas de la seguridad social. Es decir, gente que venía con receta –la receta verde-, los no jubilados, veníamos entregando unas 150 a 170 recetas semanales. Se entiende que cada paciente pudiera traer 5 ó 6. Con los recortes y el tema del copago y demás tuvimos que suspender esa actividad. En cierto modo se puede hacer pero no a ese nivel. Ya un poquito con la vista de las hermanas que están todo el día y ven de cerca los casos en que hay esa necesidad así que aunque oficialmente no lo hacemos se atiende también esos casos.

¿Qué coste tiene este servicio para los diferentes pacientes?

Aquí nunca se cobra nada, solamente en el caso del podólogo y porque la gente que viene al podólogo son gente del barrio, se salen del perfil normal de emigrantes y de gente muy necesitada, en esos casos se pide un donativo. Si el podólogo pudiera costar 20 ó 30 euros, dejan 5 o lo que sea… pero a nadie se le pide nada, es un servicio gratuito.

Y, entonces, ¿Cómo consigue el dispensario los recursos para funcionar?

Todo de donaciones particulares, sabes que los laboratorios tienen prohibido. Quizás haya llegado algo por medio de terceros, si tienen una partida que el embalaje está feo o alguna cosa de estas pero por medio de terceros, ellos directamente no lo pueden hacer. Rara vez, normalmente todo esto es por donaciones de particulares según nos van conociendo en algunos laboratorios recogen medicinas, nos traen, en farmacias,,, o bien nos traen o nos llaman y muchos particulares, con bolsas pequeñas y van llegando.

Por otro lado, como sabes, se tienen que comprar cosas elementales para que el médico pueda trabajar; el instrumental, los aparatos, o por ejemplo en el caso del dentista que lo primero que hace es “buenos días… tiene que tomar usted antibiótico y un anti-inflamatorio y después ya hablamos de lo que haya que hacer. Eso si se compra, que no lo compramos nosotros hay una farmacia ya comprometida de abuela, hija y ahora la nieta que nos dicen que quieren donarnos cosas y a ver qué necesitamos y nos nutren de ibuprofeno, y o antibióticos y otras cosas.

Y, ¿Qué papel tienen las hermanas?

Su Orden está colaborando desde la fundación del dispensario. Aquí también está el centro de día de mayores, en su momento todo era uno, luego ya por la forma de hacer y demás se han independizado. Ellas dan continuidad al dispensario. El director anterior a mí, también fraile, era médico. Él pasaba también consulta. Las dos hermanas son enfermeras su trabajo va en esa línea.

El dispensario se puso en marcha a finales de los 40 y desde entonces siempre ha habido usuarios, siempre ha habido gente que lo necesite. En su momento los usuarios eran españoles que aún no les había llegado la Seguridad Social y luego una vez que se ha universalizado, ha ido cambiando la población generalmente inmigrantes. Ahora mismo por ejemplo la gran mayoría son inmigrantes latinos y ahora empieza más gente del este. Entonces para mi como información importante es que por desgracia el dispensario ha sido necesario siempre: con vacas flacas y con vacas gordas, cuando hay recortes y cuando no los ha habido.

En el dispensario conocemos a Sor Olvido, hermana de la Obra Misionera de Jesús y María.
Lleva 26 años como enfermera y, a pesar de su edad, sorprende la felicidad y su permanente sonrisa.
Sor Olvido, ¿Qué hace usted aquí?

Atiendo a los pobres y vivo aquí por y para ellos. Pongo inyecciones y estoy a disposición de lo que los médicos digan que tenemos que darles. Les pasamos consulta, les damos medicamentos, tanto a los que no tienen como a los que no. Algunos vienen con tarjeta de la Seguridad Social pero no tienen dinero ni para vivir. ¿Cómo no vamos a darles? En algunos casos los medicamentos cuestan mucho dinero pero para los pobres todo. Nada hay imposible.

Como es lógico los servicios que presta el dispensario San Antonio han ido adaptándose a las necesidades. Así, con el tiempo, se ha ido materializando un ropero en el que todos los días se recogen ropas de 9 a 12 y de 5 a 7 de la tarde.
Sor Guadalupe es la responsable de estas tareas.

Todos los días recogemos ropas para los pobres. Los lunes por la mañana como no tenemos consultas médicas, ofrecemos este servicio a quienes lo necesitan.
Llegan con mucha necesidad. A veces solo quieren que alguien les preste un poco de atención porque en su país de origen nunca, nunca les ha visto un médico ni nadie les ha dado un pantalón. Aquí les damos de todo. A diario veo en los ojos de estos pobres a Dios.

El doctor D. Fernando Sáiz es médico voluntario en el Dispensario.

Muchos llevan tiempo abandonados a su suerte. Y nosotros, a veces pensamos que una o dos horas no sirve de nada, pero la realidad es que sirve de mucho. Una orientación salva vidas, un apoyo ayuda a seguir, un consejo puede dar la felicidad. Incluso tenemos algún trasplantado al que atendemos y hay que entendeer que si no se les da los medicamentos no podrán sobrevivir. Todo ello nos cuesta una o dos horas de nuestro tiempo.


 

Uno viene aquí a colaborar con la ambición de comerse el mundo y quizás de creerse más de lo que es. La realidad es que al finalizar este trabajo me siento útil, salgo con la sensación de que mi trabajo tiene un gran sentido. Al final el ayudado soy yo.

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