Félix Bohórquez, misionero capuchino en Guinea Ecuatorial

Félix Bohórquez, misionero capuchino en Guinea Ecuatorial
Nací en 1.959 en Chaparral, Tolima (Colombia). Hice mis estudios de primaria y bachillerato en mi pueblo natal. A la edad de 19 años terminé el bachillerato e ingresé como postulante en la Orden de los Capuchinos. Fui un joven como los demás: deportista, me gustaban las fiestas, trabajaba para ayudar a mi familia y repartía mi tiempo de vacaciones entre el pueblo y la finca de mis tíos. Poco practicante pero mis padres muy católicos, fieles y profundamente devotos de la Virgen del Carmen, quienes hacían romerías para cumplir promesas al Carmen de Apicalá, un pueblo cercano a Ibagué, la capital de mi departamento (Tolima). 
 
Félix, ¿Cómo surgió la idea de ingresar en la Orden Capuchina?
Al terminar el bachillerato yo quería ir a la Universidad así que viajé a la capital Bogotá, allí me hospedé en la casa de una prima casada y su cuñado era un sacerdote capuchino que estaba por esos días visitándolos; nos hicimos amigos y salí algunas veces a acompañarlo a la Iglesia a la celebración de la misa. Una tarde le pregunté por los Capuchinos pues en mi pueblo solo conocí a sacerdotes diocesanos y él me hizo un resumen de la historia franciscana capuchina y me habló un poco de su vocación como fraile, la cosa quedó ahí; él le preguntó a mi prima por mí, le pidió mis datos y la dirección, cuando regresó a Pasto (Nariño, Colombia) donde trabajaba le dio mis datos al Pastoralista vocacional, quién se puso en contacto conmigo.
 
A los 6 meses me invitó a Pasto para que conociera allí a la Orden Capuchina y si estaba interesado que ingresara al Postulantado, era enero de 1980. Salí de mi familia y viajé a Pasto, más por curiosidad y aventura que otra cosa, pues no era muy piadoso ni practicante. Pasaron 2 años y en 1982, me enviaron a hacer el noviciado a Costa Rica.
 
Vamos a dar un salto gigantesco a otro continente para que nos cuentes sobre tu misión.
Actualmente estoy en la ciudad de Bata donde coordino la catequesis de Primera Comunión, confirmación y Pastoral Juvenil. La fraternidad tiene una Biblioteca Pública, la cual coordino; en el barrio hay varios colegios de bachillerato quienes acuden a nuestra fraternidad para resolver dudas de fe, de ética y valores, de filosofía, problemática juvenil y familiar, etc., etc. Yo estoy ahí, nuestra casa siempre está abierta y dispuesta para atenderlos. Ese es mi trabajo de pastoral. 
Nuestra presencia en Guinea es netamente pastoral, estamos al servicio de las personas: los niños, los jóvenes, los mayores, los enfermos, para escucharlos, para compartir nuestro tiempo con ellos; para acompañarlos en sus momentos de incertidumbre. Damos de lo que tenemos, nuestro tiempo, compartimos lo que somos, la fraternidad. Muchos de ellos no quieren cosas, solo quieren ser escuchados.
 
¿Cómo es el pueblo de Guinea y qué necesidades tiene?
La gente es amable, aunque algunos al inicio son desconfiados pero cuando ya hay confianza te abren la casa y el corazón, se desviven por atender al misionero, dan, comparten, incluso hasta de lo que no tienen. Los niños son muy alegres, risueños, nada complicados y espontáneos. Los jóvenes están deseosos de aventuras, quieren destacarse, hacer la diferencia, solo que no saben cómo hacerlo y en la mayoría de los casos pierden la motivación. Los adultos son los que llevan el peso de la sociedad. Los mayores están ahí para apoyar a los adultos, están para cuidar a los niños. Pienso que los adultos están desaprovechando la experiencia de los mayores, por que se están dejando absorber por la tecnología, desaprovechando el conocimiento y éstos están olvidando rápidamente las costumbres ancestrales. 
 
En la actualidad, ¿tenéis algún proyecto a destacar?
Debemos seguir con los proyectos que tenemos: modernizar la Biblioteca, un espacio y una infraestructura cómoda, pero hay que dar un paso más, volverla una biblioteca virtual donde los usuarios, a través de la red, hagan sus consultas. Los libros que actualmente tenemos están muy deteriorados y allí es difícil conseguir libros o material impreso. La ciudad tiene pocos espacios deportivos y recreativos, así que estamos organizando algunos espacios recreativos y de tipo cultural, donde los niños y sobre todo los jóvenes puedan hacer buen uso del tiempo libre y tener una mejor calidad de vida. 
 
¿Una frase de despedida?
La calidad de vida depende de la cantidad de amor de Dios que yo quiero aceptar. 
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