Un día a Jesús le ardía dentro la llama de los profetas, y decidido subió a un monte como Moisés en otro tiempo, pero no cargando con dos pesadas losas de piedra, para grabar allí diez mandamientos, sino lleno del aire del Espíritu, empujado por el aire alegre y transformador del Espíritu. Y allí proclamó, a los cuatro vientos, ocho alegres edic...
Jesús y las Bienaventuranzas
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