Biografía de la Luz

Aprovechamos este tiempo de verano para disfrutar de distintos momentos con más tranquilidad. La lectura sosegada nos permite volver sobre nuestros intereses y deseos y disfrutar de las cosas sencillas de la vida. El arte de leer transforma la realidad y moviliza los sentidos leyendo lo que apoya o contradice las creencias.

Biografía de la Luz


Hay quien dice que “no tener un hábito de lectura es horrible. Pero que la lectura te lleve a la indiferencia… ¡es mucho peor! Un buen libro te tiene que mover y abrir un diálogo”. 

Borges dijo que somos lo que somos por lo que leemos. Leer es dialogar con el autor, comprenderlo, descubrir su propósito, preguntarle y tratar de hallar las respuestas leyendo. Leer es relacionar, criticar o superar las ideas expresadas; sin aceptar cualquier propuesta, sino ofreciendo alternativas. 

Un año más, en Villafranca del Bierzo, en torno a la fiesta y figura de San Lorenzo de Brindis, en el Camino de Santiago, he aprovechado para desconectar, por un lado, y conectar por otro, con un buen autor, como a mí me parece que es Pablo D´Ors. Su libro Biografía de la Luz, expresa desde una interpretación muy personal de la figura y del mensaje de Jesús de Nazaret, un itinerario espiritual para el hombre y la mujer de hoy. 

El autor lo define como un ensayo escrito para todos aquellos a quienes interese la búsqueda espiritual. Utilizando sus mismas palabras, la clave para entender este libro, tal como lo afirma en el prólogo, es la luz. Pero no solo la de quien se definió a sí mismo como Luz del mundo, sino también la de todos sus seguidores y, más inclusivamente, la de todos los hombres y mujeres hambrientos de espíritu. Está escrito desde una perspectiva cultural más que confesional. Toma como base el Evangelio y nos recuerda así que precisamente el Evangelio es la historia de nuestra propia vida: una guía para aprender a ser quienes somos y para tener el coraje de vivir de otra manera

A través de esta obra nos recuerda algo tan franciscano como es que lo cotidiano y pequeño es el punto de partida -y el de llegada- de la vida espiritual. Afirma también que una vida espiritual que no aterrice en lo concreto es aristocracia interior en el mejor de los casos y, probablemente, mera alienación. La profundidad de lo bello es más perceptible, por paradójico que parezca, en lo humanamente pobre

Muchas de las reflexiones que nos presenta el autor conectan con nuestra espiritualidad. Tal es así que me ha venido a la memoria uno de los párrafos de la Ratio Formationis: ”Francisco nunca fue un oyente sordo del Evangelio sino que, confiando a su feliz memoria cuanto oía, procuraba cumplirlo a la letra sin tardanza" (*1Cel 22). De él aprendemos que la Palabra de Dios solo se entiende en su profundidad cuando se pone en práctica, que vivir en torno a ella genera un estilo nuevo de relación: la fraternidad (*1Cel 38; LM6,5). Vivir como hermanos es el espejo de los valores del Reino, su anuncio más hermoso, la forma más auténtica de compartir el deseo de Dios. La acogida fraterna de la diversidad constituye el modo más creíble de contemplar y narrar la historia de nuestro Dios, que se hace menor y hermano en el misterio de la encarnación del Hijo. (RF20)

Benjamín Echeverría

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