¿Has pensado alguna vez ser un hermano capuchino?

Es posible que por tu cabeza ronde la posibilidad de ser religioso y quizás ser un hermano capuchino. Si el Señor te está llamando es porque te ama y te invita a una vida de profunda unión con Cristo.

¿Has pensado alguna vez ser un hermano capuchino?

La vocación a una vida religiosa es una invitación a mirar más allá de las cosas de este mundo. Hay  otras maneras de dar pleno sentido a tu vida.

La vocación nunca es para uno solo. Es para una misión, una tarea, una responsabilidad por los demás. Si Dios te llama, tienes que entregar tu vida.

¿Estás en estos momentos con una sensación de inquietud e insatisfacción en tu vida? La llamada de Dios no es una aparición o visión. Es un encuentro íntimo con Cristo en las diferentes circunstancias y situaciones de la vida. Dios no te saca de la vida, sino que te busca estando tú en el día a día de tus trabajos y familia. Tal vez encuentres menos satisfacción en tu trabajo o vida social: te das cuenta que no son suficientes, y crees que tiene que haber algo más. Y lo hay.

Es muy posible que si estás sintiendo la llamada de Dios, te surjan dificultades en tu vida: miedos, dudas, conflictos familiares, confusión, incomprensión de los demás… Ante todo ello, hay que confiar en que Dios va marcando el camino. Todos los rasgos anteriores forman parte del proceso de discernimiento vocacional.

Seguro que la idea de ser religioso vuelve una y otra vez a tu cabeza, te da alegría y piensas cómo estarías tú ya siéndolo. Y al mismo tiempo crees que es imposible. Los dos aspectos son compatibles.

Si Dios te está llamando no es porque seas perfecto, nadie lo es. Ninguno de los discípulos de Jesús era perfecto. El encuentro con Jesús les fue transformando y moldeando. Mírate, Dios te está cambiando.

Mientras estás en ese conflicto personal de búsqueda, no olvides la oración y la adoración al Señor. Celebra la eucaristía y confiésate cuando necesites recibir la misericordia de Dios. Vive con sencillez y trata de ser humilde. No dejes pasar las oportunidades para hacer el bien. Busca a algún religioso o religiosa con quien puedas hablar de estas cosas. Desde su experiencia, te pueden orientar. Los Hermanos Capuchinos podemos ayudarte. 

  • Compártelo!