Proyecto de Amor y Verdad

Este verano he tenido la oportunidad de ir a Italia. Con un grupo de peregrinos hemos visitado algunos lugares franciscanos, volviendo a la cuna de nuestra espiritualidad. Entre los lugares visitados Asís siempre tiene un encanto especial

Proyecto de Amor y Verdad



Sus cuestas y rincones, las calles que pateó Francisco, el recorrido histórico por la gran Basílica a través de sus pinturas, las tumbas de Francisco y Clara, La Porciúncula, San Damián, las noches veraniegas, etc, hacen que disfrutes de este lugar como lo que es: la ciudad de la paz. También hemos tenido la oportunidad de visitar otros lugares más sencillos como son los eremitorios franciscanos. Nos hemos acercado al monte Alvernia o La Verna (lugar donde Francisco se retiraba al final de su vida y en el que recibió las llagas); Fontecolombo (lugar en el que redactó la Regla de la fraternidad Franciscana) y Greccio (lugar en el que con la celebración de la Navidad se dio origen a la representación del Belén). Por ahí se encontraba san Francisco en 1223, por eso este año estamos celebrando el 800 aniversario de estos dos últimos acontecimientos. 

Eran días de calor, y por eso mismo hemos podido apreciar y disfrutar del verdor y la vegetación de esos lugares italianos frente al secarral de la mayor parte de nuestro país. En esos parajes franciscanos, como un día lo hiciera Francisco, hemos admirado la belleza de la creación. Vio Dios que lo que había hecho era bueno y bello, nos recuerda el relato de la creación del libro del Génesis. Así también lo hemos percibido nosotros. De esa bondad y de esa belleza que observamos en tantos lugares de nuestra tierra crece nuestro compromiso y respeto hacia la hermana madre tierra.

Creo que cada vez somos más sensibles al cambio climático que se está produciendo en nuestro mundo y por eso no podemos conformarnos únicamente con admirar la belleza de la naturaleza que nos rodea, sino que hemos de tratarla con tal respeto que asegure el uso y disfrute nuestro y el de las próximas generaciones. Por eso apreciamos cada vez más esos paisajes nuestros tan bellos y nos duelen tanto los incendios que arrasan con todo, las inundaciones que se sufren en tantos lugares de nuestro mundo y la sequía que acaba con todo signo de vida. 

Al revivir la experiencia de este verano, en la contemplación y disfrute de esos lugares tan hermosos, me venían a la mente esas palabras del Papa Benedicto XVI en su encíclica “La Caridad en la Verdad”: “La naturaleza es expresión de un proyecto de amor y de verdad. Ella nos precede y nos ha sido dada por Dios como ámbito de vida. Nos habla del Creador (cf. Rm 1,20) y de su amor a la humanidad”. (CV 48). Junto a esto soy consciente de que Francisco de Asís no hablaba ni tomaba las cosas en abstracto. No hablaba de la naturaleza o de la Creación, que son conceptos abstractos, sino de las criaturas. Del hermano sol, el hermano viento, la hermana agua … lo cual permite que vayamos a las cosas, a las criaturas y a las personas como hermanas. Todo un proyecto de amor y verdad, el de Francisco.

Fr. Benjamín Echeverría, OFMCap

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