Lunes 3ª semana Tiempo Pascual

San Damián de Veuster, Santa Basilisa

Primera lectura: Hechos 6, 8-15

No lograron hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba.
 


Salmo: 118, 23-24. 26-27. 29-30

R/. Felices los que caminan en la ley del Señor.
 


Evangelio: Juan 6, 22-29

Al día siguiente, la gente que continuaba al otro lado del lago advirtió que allí solamente había estado atracada una barca y que Jesús no se había embarcado en ella con sus discípulos, sino que estos habían partido solos. Llegaron entre tanto de la ciudad de Tiberíades unas barcas y atracaron cerca del lugar en que la gente había comido el pan cuando el Señor pronunció la acción de gracias. Al darse cuenta de que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, subieron a las barcas y se dirigieron a Cafarnaún en busca de Jesús.
Los que buscaban a Jesús lo encontraron al otro lado y le preguntaron:
—Maestro, ¿cuándo llegaste aquí?
Jesús les contestó:
—Estoy seguro de que me buscan no por los milagros que han visto, sino porque comieron pan hasta saciarse. Deberían preocuparse no tanto por el alimento transitorio, cuanto por el duradero, el que da vida eterna. Este es el alimento que les dará el Hijo del hombre, a quien Dios Padre ha acreditado con su sello.
Ellos le preguntaron:
—¿Qué debemos hacer para portarnos como Dios quiere?
Jesús respondió:
—Lo que Dios espera de ustedes es que crean en su enviado.

 


Reflexión:

Tras la multiplicación de los panes, las masas buscan a Jesús, Pero él denuncia lo equivocado de esa búsqueda: se buscaban a sí mis mos, la satisfacción de sus necesidades materiales. Y les descubrela tarea que Dios quiere de ellos, el trabajo en que han de afanarse: la fe. Una fe que va más allá del saber teórico; que implica una “entrega” personal a Jesús. En la fe se pierde “autonomía”, la del propio egoísmo, y se gana “libertad”, la de los hijos de Dios. “Todos te buscan” (Mc 1,37), pero hay búsquedas desenfocadas. Es importante reorientar nuestra búsqueda del Señor, a quien no se le puede buscar al margen de su proyecto: el reino de Dios y su justicia (Mt 6,33). Jesús invita a creer en él como el enviado de Dios. El hambre que alimenta y sacia Jesús son, básicamente, el hambre de Dios, de su Palabra.
 


  • Compártelo!