Agarrarte a la vida

Y me soltó de repente: “¿A dónde va el alma cuando uno se suicida?"... Me quedé helado y, en cuanto reaccioné, comenzamos a hablar.

Agarrarte a la vida


Era un sábado primaveral. Una mañana “rasa” en Madrid cuando fui a celebrar la eucaristía a nuestra parroquia del Sagrado Corazón de Usera. Al bajarme del coche y acercarme a la puerta de la iglesia se me acercó un joven, de poco más de veinte años para preguntarme algo. ¿Eres tú el cura?, me dijo. Sí, le respondí. Y me soltó de repente: “¿A dónde va el alma cuando uno se suicida?"... Me quedé helado y, en cuanto reaccioné, comenzamos a hablar. No quiero relatar la conversación que mantuvimos, pero durante muchos días he revivido esta escena. Vuelvo sobre ella porque el día diez de septiembre es el día internacional para la prevención del suicidio. 

Desde hace veinte años, en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS) se promueve la celebración de este día con el objetivo de crear conciencia para su prevención en todo el mundo. Tenemos que ser conscientes de que existen otras alternativas al suicidio, así como ser capaces de brindar esperanza a quien atraviesa circunstancias difíciles. 

Muchas veces los medios de comunicación nos hablan de los datos de muertes de este tipo que suceden en nuestra sociedad. Cada año más de setecientas mil personas pierden la vida en nuestro mundo por suicidio. En España es la primera causa de muerte externa. La tasa es más alta entre los hombres que entre las mujeres. Reducir estas cifras para 2030 es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas. 

Este tipo de muerte siempre nos impacta. Muchas personas alrededor padecen las consecuencias.  Es un hecho sumamente triste y extremadamente doloroso para los familiares cercanos y amigos que no pueden comprender la razón de lo que ha sucedido. 

Este tema es de gran complejidad, pues puede tener relación con una patología mental, con un problema de enfermedad, con situaciones relacionales en la convivencia y en el ámbito comunitario, etc. Por eso hay que abordarlo a nivel individual, familiar y comunitario. Es verdad que en nuestra sociedad se habla cada vez más de salud mental, depresión, suicidio… cuestiones que hace unos años estaban silenciadas. Por eso es tan importante contar con un buen sistema sanitario. Por eso dicen que invertir en salud es invertir en vida.

Para dar visibilidad a nuestro bienestar mental y emocional, que ha quedado un tanto afectado tras la pandemia, os recuerdo que la cantante Rozalén compuso una canción pensando en quienes viven cerca de tantas personas que no logran ver la luz y se plantean poner fin a su vida. En ella repite varias veces que “la ilusión puede volver. Distinta, pero puede volver”. E insiste: “lo qué daría por agarrarte a la vida, pero sólo tú, solo tú puedes jugar a ser Dios”. 

Fr. Benjamín Echeverría

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