Un café con Fr. Mauro Jöhri Ministro General de los Capuchinos.

Un café con Fr. Mauro Jöhri Ministro General de los Capuchinos.

¿Cómo se visualiza la Orden a nivel mundial y qué valores se están transmitiendo a la sociedad desde la visión de su general?

La Orden Capuchina tiene valores como la sencillez, una forma de ser muy simple, la cercanía con la gente, con los pobres. Para mí también es muy importante ir donde nadie quiere ir. Nos presentamos en muchísimos países con el hábito pero estamos presentes de muchas formas: con las obras, las obras sociales, en las parroquias, publicamos revistas, mantenemos lugares de culto, aunque creo que necesitamos coordinar más toda esta parte de presencia y comunicación. Precisamente he visto en EEUU que recibimos vocaciones a través de los sitios de internet.

Esto es realidad, no solo en EEUU, también en Alemania, por ejemplo. Hace poco  encontré un joven que me decía que visitando en internet le gustó la Orden de los capuchinos y a partir de ahí quiso ver y saber más. Puede ser que se trate de una vocación, no se sabe, pero es un encuentro que en este medio se hace posible. He  visto la sensibilidad que existe en todo el mundo y ahora se trata de aprender y entrar mucho más en estos medios.

Muy importante es también tener hermanos que quieren una presencia carismática, yo pienso por ejemplo en nuestro cardenal de Boston, Patrick O'Malley y otros, recuerdo ahora también un hombre como nuestro hermano Raniero Cantalamessa.

Además están nuestras obras sociales, como por ejemplo en Milán donde cada día se da de comer a 3000 personas. Allí también se ayuda a gente con necesidades médicas y otros aspectos sociales diferentes. La primera ayuda es un segmento pequeño de la obra social. En Milán, por ejemplo, tenemos 700 voluntarios que trabajan con nosotros y cada año hay 60 jóvenes que se van a países de África y América latina para trabajar, no es gente que practica la religión, es simplemente gente que tiene un interés social. Personas que ven lo que hacen los capuchinos y quieren participar. Tenemos contacto y para mi es muy importante multiplicar situaciones de ayuda, posibilidades, para que la gente pueda vivir una vida un poco mejor... es presencia cultural, espiritual pero también presencia de lo que se necesita aportar para vivir.

¿Qué objetivo o qué ilusión tiene con respecto de la Orden?, ¿Qué le gustaría hacer?, ¿Cuál es su bandera?

Mi bandera es que la misión preside la comprensión. No se trata de ver todas las razones que hay para hacer cosas, es más importante la intuición, es decir, si hay una necesidad tenemos que ir y a hacer algo por esas personas.

Otra ilusión es la disponibilidad en todo campo, ir a donde nadie quiere ir porque hay hermanos que tienen una necesidad y ver qué podemos hacer por ellos.

Yo pienso que no se puede decir yo soy el Hno. Mauro si no tengo un compromiso con ellos. Hay que forzar lazos de fraternidad dentro de los hombres, en la Iglesia, en la sociedad como tal. Así digo que lo que motiva mi vida es el encuentro con Jesús crucificado y resucitado, es una visión del hombre por la que es posible crear un mundo más fraterno.

¿Cómo ve hoy el mundo del cristianismo a nivel global?

He viajado por África, la India, otros países de Asia y se ve claramente que el cristianismo está creciendo, que hay un gran interés. Yo pienso que un interés doble, un interés por el mensaje, pero también un interés de pertenencia a los valores.

En los países donde hay un cierto bienestar, como en la mayoría de los países en Europa se produce una profunda crisis del cristianismo. Yo pienso que esto nos hace bien, porque purifica, se necesita una conversión. Hasta ahora la evangelización tenía este arrojo muy fuerte en las estructuras del poder político y económico. Ahora la iglesia no tiene poder, necesitamos años para entrar en otro mundo...

¿Por qué está tan reñido el tema de las vocaciones con la sociedad del bienestar?

La vocación significa tomar una opción, significa asumir un tipo de pertenencia, de participar en una familia que hace estas cosas. También en nuestra fraternidad se pueden hacer muchas cosas. Hoy en día, donde hay tantas posibilidades y donde quiero tener abiertas todas las puertas que se presenten, entrar en una y en otra, probar no aporta ningún compromiso con nada. Con la vocación el Señor te pide un compromiso y eso en nuestros tiempos no es tan fácil, sin embargo, esto es lo que aporta felicidad a la persona porque tú eres lo que das y eres como te entregas.

Imaginemos que tiene la oportunidad de hablar a una docena de jóvenes. ¿Qué argumentos les daría para que cogieran solamente su puerta?

Les diría que en esta puerta van a encontrar un sentido profundo para su vida. Es una puerta que tienen que entrar, en una sola, pero después les va a permitir desarrollar sus capacidades en todo, por ejemplo en la comunicación, en ser creativo, en relación, vivir en otros países, no es que entrando por esa  puerta todo está cerrado, al contrario, todo se abre aunque ahora para ellos suponga que tengan que dar ese paso y presientan las cosas como dando un salto al vacío.

En la provincia de España se trabaja muy fuerte en comunicación, en llegar al público por este canal, ¿qué opinión le merecen las nuevas tecnologías?

En España, la Provincia es muy rica en obras, historia, personas ... en el pasado y también hoy en día. Estoy convencido de que las nuevas tecnologías son la mejor forma de comunicar esta riqueza, que no es de moneda, es la de la entrega de los hermanos.  Esta entrega desde España llegó también a muchos países de América del sur. He visitado México, el Aguarico en Ecuador y Venezuela.  Las Provincias de América de habla hispana fueron fundadas por hermanos de España. Estoy muy contento, hoy los hermanos hacen un esfuerzo por estar más presentes en esta realidad, comunicando.

Un apunte sobre las fraternidades.

Es muy importante lo que ha dicho el Hno. Benjamín en el II Capítulo. En este momento tenemos que reducir los lugares de presencia para implementar la vivencia de la fraternidad. Si en una fraternidad solo tenemos tres hermanos y, por ejemplo, uno está fuera, no tiene un gran sentido orar juntos, dedicar un tiempo a hacer cosas. En realidad, entre 5 y 7 hermanos es el número ideal para vivir nuestro carisma fraterno.  Él tiene mi apoyo completo en esa dirección, yo sé por la gente que no quieren que nos vayamos, pero es la realidad. Esto pasa también en Italia, la gente me envía miles de firmas para que permanezcamos en algunos sitios, pero la realidad manda.

De cara al futuro, ¿ Qué temas están en el tintero pendientes de reflexión y qué fuente de inspiración van a tener esos trabajos?.

Hemos programado con el Consejo General un encuentro sobre el concepto de trabajar.

Hasta ahora gran parte de nuestro trabajo es pastoral, pero en muchas partes del mundo, especialmente en Europa, va disminuyendo la acción pastoral.

El trabajo significa realización de la persona, significa hacer algo que tiene un sentido, pero el trabajo es también la fuente para vivir como comunidades, en este mundo el trabajo tiene un cambio enorme. Yo pienso que es una vocación para permitir a todos los hermanos de la orden reflexionar sobre su vida concreta, su trabajo, pero también ver el trabajo en relación con otros hermanos, con la vida de oración y de fraternidad. Ahora en la primera fase todos los hermanos de la Orden reciben su papel y tienen que reflexionar y responder a ciertas cuestiones sobre esto. 

Estamos en 108 países diferentes del mundo, 2000 en Italia, 1500 en India, 1000 en Brasil, en otros sitios con menor presencia, como en Rusia que tenemos solo 3 hermanos. En cualquier sitio del mundo vamos alcanzar un proceso común de reflexión.

Otro proyecto es la Europa del norte. Para mi España es un poco parte de esta Europa secularizada. Como en Francia, garantizar nuestra presencia con fraternidades internacionales, pequeñas, sencillas, en el corazón de las ciudades. Lugares donde la puerta está siempre abierta, la gente puede ir para hablar con un hermano, que tienen espacio para una oración bien hecha. Tenemos un ejemplo en una fraternidad de 5 hermanos con los que he vivido la Pascua. La iglesia estaba llena de gente joven que participaba en las celebraciones con sus hijos. Parece que hay una búsqueda de la fe presente ahora, me preguntaba por ejemplo el Nuncio,  ¿qué pasa en Holanda que la fe está en las últimas? Yo digo... déjanos morir en paz. Hoy el número de bautismo de adultos va en aumento. Hay señales, es importante la fidelidad, permanecer como signo, en ocasiones hablas de Jesucristo y dicen no me interesa, ya conozco, pero llega el tiempo de otras gentes que son  abiertas y te hablan de sensibilidades y de fidelizar, en una palabra, de estar.

El camino de Santiago siempre es un lugar de búsqueda para mucha gente. Los capuchinos están en distintos lugares de ese camino. ¿ Qué pueden ofrecer?

He hecho una parte del camino y allí tienes una visión totalmente diferente de los lugares y de la vida caminando. Es impactante como experiencia, juntos podemos organizar una comunidad internacional, especialmente ahora que hay tantos peregrinos, es un tiempo de oración, disponibilidad para el diálogo, una presencia. Pienso que es necesario hacer algo en esta dirección y además tenemos lugares como León o Sangüesa, entre otros. Ser presencia viva, que esté disponible, sin duda hoy es muy importante acompañar en ese caminar.  

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