Auxilio de los Cristianos
Estamos viviendo una temporada complicada a nivel mundial. La pandemia sufrida nos ha hecho ser más conscientes de nuestra debilidad y vulnerabilidad. Creemos que estamos por encima del bien y del mal, pero hay momentos y situaciones que nos muestran nuestros límites como humanos.
Para hacer frente a esta situación hemos seguido los consejos de los expertos en materia de Sanidad, nos hemos quedado en casa, y hemos tenido mucho tiempo para darle vueltas a cuestiones que las teníamos olvidadas, aparcadas. Todo este tiempo nos ha obligado a replantearnos la vida, las relaciones y el tiempo de otra manera.
Las personas creyentes hemos rezado y otras no tan creyentes también nos han pedido que lo hagamos. Ante las imágenes que canalizan nuestra devoción hemos presentado la vida y los sufrimientos de muchas personas cercanas, de familias que han tenido que despedirse de los suyos,… hemos puesto ante Dios y ante la Virgen María todo el mundo del dolor.
El transcurso de los días, con la fatiga que conlleva cada uno de ellos, ha permitido que lleguemos al mes de la flores, a Mayo, mes en el que todo renace, revive. En este mes la Virgen tiene un protagonismo especial para la comunidad cristiana. Ya desde la antigüedad los cristianos comenzaron a llamar a la Virgen María con el título de Auxiliadora. En griego se dice con la palabra “Boetéia”, que significa “La que trae auxilios venidos del cielo”. Así, los dos títulos que más se leen en los antiguos monumentos de Oriente son: Madre de Dios y Auxiliadora. (Teotocos y Boetéia).
Fue en el siglo VIII cuando San Juan Damasceno, teólogo y Doctor de la Iglesia, creó la jaculatoria “María Auxiliadora, rogad por nosotros”. Decía que la Virgen es Auxiliadora “para conseguir la salvación, (...) para evitar los peligros, (...) en la hora de la muerte”. Pero fue hacia el año 1572, a raíz de la victoria cristiana en la Batalla de Lepanto, cuando la devoción a la madre Auxiliadora se hizo popular. El Papa Pío V, en agradecimiento a la Madre de Dios ordenó incluir, en la oración mariana del Rosario, la jaculatoria que siglos atrás había creado San Juan Damasceno. Más tarde, en el año 1814, Pío VII instituyó el 24 de mayo como la fiesta de María Auxiliadora, como agradecimiento a la que el pontífice pidió constantemente su ayuda y protección durante los 5 años de cárcel, que sufrió por orden de Napoleón. Pero se puede decir que el mayor impulso que recibió la devoción a María “Auxilio de los Cristianos”, se debe a San Juan Bosco, quien se encargó, a través de la Obra Salesiana, de propagar el amor a la Auxiliadora en el mundo entero.
Las madres siempre tienen un sentido especial para ponerse al lado de sus hijos en toda circunstancia. Así lo experimentamos también de la Virgen. Ella nos sigue auxiliando en nuestra vida.
Benjamín Echeverría
Ministro Provincial de Capuchinos de España